miércoles, 13 de junio de 2012

Lo que os puedo contar


Estuve medio dormida-medio despierta mucho rato, de vez en cuando lo miraba para grabarle en mi mente, a veces estaba de espaldas y otras de frente, él.
Al poquito de dormirme, nos saludó la alarma a voces, y ahí empezó la languidez.
Salí hecha un desastre de su casa, me acompañó unos pasos y nos separamos con un beso.
Por el camino hacía un esfuerzo por parecer humana, el piloto automático estaba activado dirección a mi casa. Y encima, los ojos llorosos la trama no se facilitaba, ya era suficiente complicado aguantar las dos croquetas que habían alquilado mis párpados.
Por intuición y con suerte, llegué a casa, donde me esperaban unos fantásticos brownies, bueno vale quizás no tan fantásticos, pero brownies.
Mi plan era, llena el estómago y disfrútalo, silencia el móvil, pon el aire, hecha la persiana y acuéstate.
Me puse un capítulo de media hora mientras desayunaba, no solo no entendí nada, sino que casi me duermo con un pedacito de brownie que aun estaba en mi boca. Me espabilé por despejar mi cama del portátil, la botella de agua casi vacía y el tupper de brownies y disponerme a dormir, si hubiera sido impulsiva lo habría mandado todo, de una patada, al suelo.
El motivo por el que no me quedé totalmente quieta, era acariciarme la boca, pobres labios resquebrajados por una actuación magnífica.


3 comentarios: